La bala que acabó con Berta Cáceres
Dos átomos de hidrógeno perdidos
se enlazan al de oxígeno que espera
y diseñan los tres ese dibujo
de ciento cuatro coma cinco grados
que edifica la esencia de esta vida
en la que somos solo agua que siente.
Ese agua que contempla entre el ramaje
el final de sus tiempos, de sus ciclos,
que observa con los átomos inquietos
la mujer enfrentándose a las balas,
esa mujer que muere al despertarnos,
esa mujer que empuja las conciencias,
que volverá a llovernos como el agua
multiplicada sobre las rutinas
de la vida inmediata, del presente
que nos abruma, juega con nosotros
y no nos deja ver que ya es muy tarde
que el agua es un valor que ya cotiza
un bien futuro para especular.
Despertaremos tarde, algo revueltos,
renegando del Ser tan misterioso
que nos cuenta que viene del futuro
para avisar de nuestra destrucción
tras ignorar la bala que previno.
La bala que acabó con Berta Cáceres
hoy cotiza en la bolsa de valores
repliquemos su lucha, aunque ya tarde
detonando con fuerza sus palabras.
En la madrugada del 2 al 3 de marzo de 2016, cuatro hombres armados dispararon a Berta Cáceres, valiente defensora de los derechos medioambientales e indígenas, en su casa de La Esperanza, en el sur occidental de Honduras.
Por su lucha a favor de la naturaleza recibió reconocimientos internacionales como el Premio Goldman de Medio Ambiente, el 20 de abril de 2015, en Estados Unidos.
El 8 de diciembre de 2020 el agua empezó a cotizar en bolsa